La obra de Lautaro Dores transmite un sentido intenso del espacio y del movimiento. Las formas parecen ensamblarse unas dentro de otras para comunicar la idea de profundidad y permite al artista simplificar los contornos de sus objetos sin que el cuadro parezca plano. Dores hace presión sobre la realidad, no quiere quedarse en la periferia, transfigura todo el espacio, el no cuenta, vive. No reproduce, recrea. Libera completamente su temperamento, nos da una imagen íntima. Sus cuadros no son decoración, belleza, orden, sino sólo expresión. En su paleta, variada, predominan los colores vibrantes. Su pincelada, con una carga matérica importante, nos brinda un ritmo no planeado, es puro instinto. Maria Mónica Abdala. Crítica.
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