lunes, 22 de julio de 2024

Palo Pandolfo, la poesía hecha rock: el artista al que conocíamos todos sin necesidad de hacerse masivo. por HERNÁN FIRPO / En una de las última entrevistas que le hicieron, Palo Pandolfo dijo: "El mejor músico es el que se convierte en mejor persona a través de la música". Alvarez & Borges Lautaro Dores - Arte Argentino jopia APL Radio Web "Soberana"


Palo Pandolfo, la poesía hecha rock: el artista al que conocíamos todos sin necesidad de hacerse masivo.
por HERNÁN FIRPO
Hace tres años moría el líder de Don Cornelio y la Zona y Los visitantes, autor de canciones imbatibles como "Ella vendrá" y "Playas oscuras".
Hizo tango, trash, folclore y fue un trovador siempre encendido.
El dolor de la muerte imprevista es el peor dolor de todos. Con Palo Pandolfo nos pasó eso. Lo inesperado. Una cagada total. Desde donde quiera que esté, él debe sentir lo mismo. Y debe decir: qué innecesario, yo, un volcán en erupción, un tipo rotundo y de energía balcánica que agarraba la guitarra como si fuera un hacha. Yo, que te miraba a los ojos como si de verdad me hubiera bebido la luz de todos los colores cantando. ¡Qué empeño la muerte!
¿Para que se murió? ¿Para que la revista Rolling Stone tenga una tapa? ¿Para dejar un disco póstumo que no se puede escuchar de lo triste que es? ¿Se murió para ser reivindicado como el último cantautor? ¿Para que entendamos que con él murió todo el espíritu under?
Tres años pasaron. En el ultimo Bafici se estrenó un documental que homenajea a Don Cornelio y la Zona, su primera banda. La sala de cine estaba repleta. Todos las funciones igual. En las imágenes de archivo grabadas se puede ver a un líder acostumbrado al segundo plano. En los ensayos, fumando por detrás, sonriendo, escuchando.
Lo músicos de Don Cornelio estaban en la sala. Gente hermosa que se mezclaba entre la multitud. Muy pocos sabían sus nombres, casi nadie los reconocía. Daba una mezcla de ternura y desazón entender que el tiempo los puso en un lugar de olvido, haciéndonos saber que esa era la banda de Palo, y que Palo, como Cerati con Soda Stereo, fueron solistas generosos, tímidos, que tardaron en explicarnos su individualidad.
Hizo de todo. Esencialmente fue un cantante pop que supo atentar contra sus propios hits, a los que era capaz de deformar hasta la caricatura.
Hizo trash, folclore, tango, reggae. Fue solista, trovador, Su función en la música era dinamitar y dar de nuevo. Se lo etiquetaba de "ecléctica". Escucharlo equivalía a comprender que su libertad creativa no se negociaba. Vivió de la música siempre, pero nunca la entendió como un trabajo, sino como un antojo. "Quiero ser punk y me sale esto”, nos dijo sobre Maderita, disco de Los Visitantes -otra de sus bandas- que puso al público al rockero delante de un orgullo criollo.
La vanguardia y el artista de culto
Don Cornelio fue la banda under que alguna vez relegó a Soda Stereo a un segundo lugar en un ranking. Para Palo, ser artista de culto y de vanguardia era lo mismo. Dos categorías que por alguna razón lo encontraban solo.
Palo Pandolfo -que algún dios lo tenga en la gloria- tenía una inusual facilidad para el estribillo, un don al que, curiosamente, se resistía pasivamente desde los tiempos de Ella vendrá (1987) y que volvió a desempolvar en Trasformación, un álbum de rock bailable.
La placa roja de Crónica da la noticia de la muerte de Palo Pandolfo. Días de pandemia. Eduardo Slusarczuk, periodista y ex editor de este diario, quería creer que una fake news. ¿A quién se le iba a ocurrir una fake con Palo Pandolfo? Ellos habían sido compañeros del secundario. Negar lo espantoso es un mecanismo de defensa.
Cuando se confirmó, fuimos hasta la calle donde había ocurrido todo y en la puerta de un Banco Francés, a las pocas horas, se había montado un altar lleno de leyendas amorosas y francas mezcladas con stickers. “Eterno Palo, gracias”. “Las personas se miden por el tamaño de su corazón”. “Estarás a donde salga el sol”.
Después, hasta el gobierno de la Ciudad mandó hacer una placa.
Te sigo desde Cemento
Reconstruimos los hechos como pudimos. Cuentan que iba caminando y se desplomó. Un portero de la cuadra dijo que cayó justo en la puerta del banco. Ninguno de los testigos consultados conocía a Palo Pandolfo. No les sonaba. Eso fue lo que siempre nos atrajo: saber que lo seguías desde Cemento, pero nunca iba a pasar a ninguna dimensión de masas.
Tampoco fue fácil Pandolfo. En los ochentas y noventas alcanzó un grado popularidad y conjuro que hasta resultó imposible para géneros picantes como el punk o el heavy metal. Patria o muerte (el grunge antes del grunge), sin la necesidad de mencionar la palabra "noche" y con cara de hit radial, todavía hoy es un disco maldito que muestra niveles de oscuridad irritantes.
Fue un jueves 22 de julio en la avenida Diaz Vélez. “Adiós Palo. Relajá”, posteó Mario Pergolini. “No puedo creerlo, es muy triste, se fue uno de los Guerreros Héroe mío desde que escuchábamos el primer disco de Don Cornelio”, dijo otro intenso, Fernando Ruiz Diaz, cantante de Catupecu Machu.
“Muerte súbita”, fue el parte médico. Al año de su muerte salió un libro del periodista Santiago Segura: Pozo guerrillero irascible, Don Cornelio y la Zona, una biografía de los 80 (Editorial Vademecum). Su investigación, sus 440 páginas, merecen sacarse el sombrero y se convierten en una reconstrucción indispensable para conocer detalles que son como melodías dentro de otras melodías.
“Eran las 14.25, y de nada sirvieron los intentos de reanimación que le practicó el personal médico que llegó a bordo de la ambulancia del SAME con base en el Hospital Durand, a tan sólo 150 metros del lugar”.
En una de las última entrevistas que le hicieron, Palo Pandolfo dijo: "El mejor músico es el que se convierte en mejor persona a través de la música".
Alvarez & Borges Lautaro Dores - Arte Argentino jopia
















 

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