Haber trabajado en arte urbano junto a grandes Maestros ha sido, sin duda,
un privilegio inmenso. No solo por lo aprendido en el manejo técnico de la
pintura mural, sino también por la incorporación de recursos
técnico-tecnológicos y la elaboración integral de proyectos urbanos en toda su
complejidad y magnitud. Estos proyectos pueden abarcar desde la intervención de
una fachada, un interior, una plaza, una estación de tren o de subte, e incluso
una de micros, por mencionar solo algunos ejemplos.
Además, el trabajo puede ser requerido tanto en
barrios humildes como en torres o edificios sofisticados de zonas lujosas, lo
cual hace que cada experiencia sea única. Ese desafío resulta profundamente
motivador, más aún cuando se sostiene el ideario de llevar el arte a las calles
para propiciar identidad, una interacción sociocultural siempre enriquecedora.
La influencia del arte urbano que podría destacar
en relación a mi pintura de caballete, podría decirse que es la simplificación
de los bocetos y diversidad de técnicas de transferencia a la tela como grabado,
fotografía, diseño y otras, que resulta en un trabajo mucho más técnico y
sistemático, también podría destacar la pre-elaboración de colores para contar
con la paleta ya planeada y probada para no dejar nada librado al azar.
LAUTARO DORES
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